A la luz de los antecedentes gringos de cambios en el anatocismo legal y proyectos de impuestos con nombre y apellido, con el propósito de frustrar el canje de deuda en marcha, dice el pescado ese que: "cuando se emite un título bajo legislación de Nueva York, se participa en un sistema legal que en algunos aspectos se parece a muchos mercados emergentes corruptos. En general se respeta a los juristas que son honestos, pero la legislatura, pero la legislatura es algo totalmente diferente".
Por suerte el partido de Laprida no tiene costa y playas, y el carbón de los socios de los fratelli Bulgheroni no fue descubierto en Tres Arroyos ni San Cayetano.
Al vislumbrar el corset de plomo cambiario que se avecina para Estonia, en Tallin, debe haber más de exportador vociferando: "Jamás pertenecería a un club que admita como socio a alguien como yo".